Estrés: somos adictos a su química

¿Sabías que el estrés secreta hormonas a las que nos volvemos adictos? Si vives con estrés y quieres superarlo, conviene aprender cómo cambiar la química de nuestro cuerpo para cambiar nuestra forma de estar en el mundo. La vida que tú llevas depende de quién eres, de qué piensas y de qué haces. Generar la congruencia entre estos tres factores te permite salir de tu adicción al estrés.
Adictos a las hormonas del estrés
Pasamos mucho tiempo preocupándonos y sumergidos en pensamientos negativos que proceden de estar pensando en el pasado o en el futuro. Muchos viven anticipando el estrés de lo que vendrá o reexperimentándolo con los recuerdos de lo ocurrido. Y así, la mayoría de los pensamientos están motivados por las fuertes hormonas del estrés y la supervivencia. Y el cuerpo está tan acostumbrado a memorizar los registros químicos de las experiencias pasadas que se acaban apegando a esas emociones. Vivimos adictos a través del cuerpo a las emociones de siempre, pero además ocurre que estamos acostumbrando al cuerpo a “ser” según un futuro previsible basado en el recuerdo de un pasado conocido.
Joe Dispenza nos explica con maestría estas cuestiones en su libro “Deja de ser tú” y sostiene que cuando se activa la respuesta del estrés nos centramos en tres elementos importantes que en esas circunstancias creemos hostiles: el cuerpo, que debemos protegerlo; el entorno, que resulta amenazante y del que nos gustaría huir; y el tiempo, pues necesitamos correr para evitar la amenaza. El ritmo de vida que muchas personas llevan en nuestro tiempo y en nuestra sociedad hace que se viva en un estado de permanente supervivencia, al que nos volvemos adictos. La respuesta del estrés y las hormonas que secreta nos obligan a centrarnos e incluso a obsesionarnos con el cuerpo, el entorno y el tiempo. Por eso empezamos a definir nuestro yo solamente en el marco del reino físico. Sin darnos cuenta, nos volvemos menos espirituales, menos conscientes y menos lúcidos. Dicho de otro modo y con palabras de Dispenza: nos volvemos más materialistas al pensar constantemente en cosas del mundo exterior. Nos identificamos con nuestro cuerpo. El mundo exterior acapara toda nuestra atención porque las sustancias químicas propias del estrés nos obligan afijarnos en él. Y recordamos quiénes somos basándonos sobre todo en lo que siempre hacemos y en lo que conocemos a nivel consciente.
Cómo abandonar el estrés al que somos adictos
Cuando nos convertimos en un “alguien” (un yo) viviendo en un estado de supervivencia, nos olvidamos de quiénes somos realmente. Cuanto más vivimos condicionados por las hormonas del estrés, más se convierte el torrente de sustancias químicas en nuestra identidad. Entonces, ¿cómo abandonar ese estado alargado de estrés y dejar de ser adictos y tan limitados?
Hay quien mantiene que la respuesta está en los pensamientos positivos, pero esto no basta por sí solo. Quien ha estado sintiendo emociones negativas la mayor parte de su vida y ahora intenta superar con sus pensamientos lo que siente en su interior, conscientemente piensa una cosa y a la vez “están siendo” lo contrario. El pensamiento positivo es imprescindible y ayuda, pero no basta por sí solo. Cuando la mente va en contra del cuerpo, es imposible cambiar. Para lograrlo se necesita que mente y cuerpo estén en armonía.
Más allá del cuerpo y de la mente
En muchas ocasiones, tras haber practicado alguna técnica y haber hecho algo diferente por un tiempo, o sencillamente porque nos hemos convencido de una forma distinta de ver las cosas, proclamamos que hemos cambiado, pero en el fondo no nos sentimos felices porque la mente y el cuerpo no están trabajando juntos (no hay congruencia). La mente quiere una cosa y el cuerpo otra. Entonces, ¿qué hacemos?
Para abandonar los hábitos casi automáticos o completamente automáticos y dejar de anticipar el futuro se requiere aprender a vivir más allá del cuerpo y más allá de la mente analítica. El mayor obstáculo para cambiar el hábito de ser el mismo de siempre es pensar y sentir de acuerdo a los condicionamientos del cuerpo (y el entorno y el tiempo en el que se desarrolla) y a los condicionamientos del propio “mapa mental” (o de la mentalidad o forma de interpretar a uno/a mismo/a, a los otros y al mundo).
Son muchas las técnicas que se proponen para conseguir ir más allá del cuerpo (de los sentidos) y de la mente (del análisis), pero realmente son muy pocas las que de verdad nos liberan de los condicionamientos a los que somos adictos, y menos aun las que resultan fácilmente practicables por todos y en el día a día en el que nos encontramos.
Entrenamiento del Bienestar Personal
Los programas basados en la experiencia milenaria de la humanidad y en los conocimientos científicos que aportan disciplinas actuales como la neurociencia, permiten no sólo disminuir el estrés al que somos adictos, sino generar también los cambios que necesitamos para ser personas distintas cada día.
El Instituto de Alto Rendimiento (IAR) ha desarrollado el Entrenamiento del Bienestar Personal, un programa para el bienestar personal y profesional que garantiza la disminución del estrés, la salida de la adicción del estrés a través del cambio personal y el logro de la congruencia entre lo que se hace, lo que se piensa y lo que se es para así poder aplicar la transformación en el día a día de cada uno.
¿Por qué nos cuesta tanto vivir conectados a quienes realmente somos?, ¿por qué nos cuesta tanto vivir sin ser adictos a nuestro cuerpo y a nuestra mente? Las emociones que provienen de experiencias como el miedo a la reunión de mañana, de la falta de tiempo para preparar el informe que he de entregar, de pensar en que cada día tengo que aguantar a esa o esa personas en el trabajo, de darle vueltas a todo lo que se me exige en mi puesto, de no sentirme feliz con lo que hago, de no encontrar la forma de compaginar mi vida laboral con la familiar y social, etc., se derivan de las mismas sustancias químicas de supervivencia combinadas. Estas sustancias estimulan estados mentales limitantes relacionados con ellas. Somos adictos a hormonas del estrés como el cortisol, el glucagón, la prolactina, o las tres hormonas sexuales: los estrógenos, la progesterona y la testosterona.
Además, si vivimos conectados a personas que nos recuerdan constantemente quiénes éramos, vinculándonos así emocionalmente a nuestro yo conocido, se realimenta químicamente nuestro cuerpo con las sustancias que resultan familiares. Por ejemplo, si odiamos a alguien, ese odio nos mantiene ligado emocionalmente a esa persona, lo que refuerza la vieja personalidad a la que éramos adictos, a la que eras adicto… Y también se puede ver de este modo: seguimos usando a esa persona para recibir nuestra dosis de hormonas a las que somos adictos, a pesar de que solamos hacer responsable de todo ello a la persona odiada.
El Entrenamiento del Bienestar Personal de IAR facilita la gestión y el cambio encaminados a lograr la congruencia interna que posibilita la consecución de los objetivos. Es un programa basado en Neuromeditación y en el Modelado de la Congruencia de la Identidad (MCI). Ambos son modelos de trabajo creados por IAR para el desarrollo personal y profesional que incorporan técnicas de PNL, Coaching y Mentoring.
Superar el estrés al que somos adictos es posible, y alcanzar niveles altos de rendimiento y ser felices también. ¿Hasta cuándo vas a seguir así?
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